Cuando caen, las hojas que hay en la arboleda los árboles quedan con desolación y todo el paisaje triste del invierno marchito y enfermo muere de dolor” …Le proporciona a cada quien un deseo, el deseo de mascar la naturaleza, el mismo que podría desarrollar un coma de sólo cumplirse. Es la majestad, doña naturaleza. Es complicado mantenerse en el mundo activo de la sociedad, los negocios, la rutina estresante, los días que van, los días que vendrán, aparece así un lugar de caminos lindos, de caminos nada más. Como punto de referencia se logra detallar la necesidad de explorar cuán luminoso es el mundo verde de lo natural, cuán ideal es humedecer los labios con la respiración de la “Pachamama”, verter en la conciencia el mito del color esperanza. A 25 km de la ciudad de Medellín se halla el Parque Ecológico de Piedras Blancas, un espectáculo del verde, una idea de cómo pedir posada a la madre de toda la tierra, un lugar ubicado en el municipio de Guarne. Es un terreno amplio, cómodo, silencioso, tan creíble como el acento paisa en que dialogan sus plantas. Son unas bastas 2900 hectáreas de aire, de animales oscuros, de momentos de placer, tristeza y soledad, una soledad maravillosa que invita a más soledad. Hectáreas de aventura reflexiva, de cultura de relajación, es sólo un encanto, un encanto cerca y no visto por Medellín. El lucimiento en el que aún se conserva depende, en gran sentido, de la cooperación de los habitantes de la región, aquellos que con sólo apropiarse en sentimientos del sitio logran que su esencia permanezca intacta, la esencia de Piedras Blancas. “Porque ni las aves cuando ellas venían lindas y armoniosas a traer color. Múltiples albores todo eso reunían y se consumían en esa región” Es en Piedras Blancas donde los bloques de chacras podrían liberarse de su tormento, es allí donde el placer oscuro de la soledad cambia los estados de ánimo, es un sitio ecológico y forestal que ha sido reservado para el bien de cualquier comunidad. Practicantes pasivos y recreativos abundan a lo largo del año, invaden los regazos de la tierra que los recibe, luego de tan sólo uno o muchos días el resultado será siempre satisfactorio y como cualquier niño feliz por su nueva adquisición se saldrá en búsqueda de pregonar qué es la experiencia vivida, qué es Piedras Blancas, qué es la naturaleza, cuáles son sus curas y cómo allí se puede observar a la Machaca, un secreto más por explorar. …¡la machaca como vínculo del amor! Valioso punto de referencia el gran insecto de Piedras Blancas, el que despliega sus ojos hacia alguien, el mismo insecto que propicia miedos y deseos, uno del cual han surgido múltiples comentarios, entre ellos el de la muerte sin pasión de la machaca. En el museo del Parque Ecológico la tranquilidad se nota circundada al escuchar palabras de algún entomólogo apreciando sobre los insectos ilustres de Colombia. -Quien haya sido picado por la machaca debe hacer el amor en 24 horas o morirá-explica con la seriedad médica del caso. -¡Es sólo un mito, un mito que halla llevado a muchos matrimonios! Espectáculo divino, un éxtasis no descriptible, es poseer ojos para el insecto del amor, para el animal del cual podría alguien morir. La machaca. En territorios tropicales este hábil insecto se pasea como un rey, hace magnífica la aventura de alguien aunque sea feo a la primera mirada. Agua, bosque y machaca. El asunto es que la machaca no ataca, ni pica, ni muerde a las personas, ya que sólo se alimenta de la savia de los árboles y no posee una saliva con poderes afrodisíacos. Piedras Blancas es, entonces, un paraíso donde se comparte con la naturaleza, con el agua, con los remos, mueso, aire, caminos, fauna, flora, es un rincón tranquilo y oloroso, es bello y atractivo, único y real, es de tamaños y colores. Una variedad que se mira desde el museo entomológico de la machaca. “Pero ya muy pronto con la primavera todo lo que fuera belleza y color, otra vez los cantos se oyen del jilguero en esos lugares que ha creado Dios”* …Un lugar culto y hermoso, abundan las piedras blancas. Resulta agradable diagramar un nuevo ser allá, diagramar arduos propósitos cuando se retornara a la realidad y clamar al mundo que hasta entonces viviera lejos. Los embalses, las lagunas, los miradores, todo conjugado para hacer perfección en los sentidos, los caminos de piedra que nunca habrán de morir, sus senderos, sus colores, el verde radiante que ha quedado plasmado en demasiadas fotografías, la reserva forestal, es Piedras Blancas, es ese parque ecológico que brinda descanso, que proporciona amor hacia el ti; las quebradas, charcos y chorros, es eso, es la totalidad, es ser dinámico, es ser didáctico o tan sólo es ser un pasivo más. Parque Ecológico Piedras Blancas, Vía a Santa Elena kilómetro 14, vereda Piedras Blancas
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